Cuando me despertĂ© en la oscuridad de la noche, supe de inmediato que una pesadilla me habĂa tenido en sus garras hace unos momentos. No podĂa recordar un detalle, ni siquiera un vistazo fugaz de lo que mis ojos debĂan haber visto en el tenebroso mundo subterráneo de los sueños; no, si no fuera por mi cuerpo agitado, empapado en sudor, nunca hubiera sabido que los horrores me habĂan perseguido en las pequeñas horas. Sin embargo, ahora tenĂa certeza y me levantĂ©. Dormir estaba fuera de cuestiĂłn en mi estado, mis pensamientos se apresuraban a comprender cualquier cosa que me hubiera preocupado tanto.
Me parĂ© en la ventana y mirĂ© la ciudad debajo de mĂ. Los tailandeses yacĂan sin vida, muertos; ningĂşn humano, ni siquiera un perro a la vista. La luna menguante con cuernos brillaba en lo alto, su luz se asomaba a mi cámara.
No me tomes por tonto porque desperdiciarĂa la oportunidad de un dulce sueño, solo para estar a salvo de fantasĂas infantiles que no nos afligen seres de carne y hueso. Estas Ăşltimas semanas he dormido poco, y el poco tiempo que me dieron para descansar estaba perturbado por extraños fantasmas y acontecimientos extravagantes.
Dado que yo no era de los que permitĂan nociones tontas de lo sobrenatural, inicialmente me sacudĂ como si simplemente estuviera bajo el clima. Sin embargo, con el tiempo, despuĂ©s de haber investigado bastante, no pude negar la verdad más grande: el mundo fantasmal del vasto más allá estaba en constante cambio, inquieto por eventos muy por encima de mi comprensiĂłn. TendrĂa que reunir gente experta que pudiera ayudarme en mi misiĂłn de comprender los tratos del reino espectral, eso está claro. ContinuarĂ© con mi trabajo para estar preparado para el momento en que las almas sanas encuentren su camino hacia mĂ.
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